Así aciertan los horóscopos para que los creamos

Ya hemos empezado el año y seguro que son muchas las personas que aun están rebuscando entre las cientos de miles de webs de horóscopos qué les va a deparar el 2024. Quizás te estés preguntando, si eres una de ellas, cuánta razón podrán llevar este tipo de predicciones, y si no, quizás tu pregunta sea el por qué hay tantísimas personas que creen a día de hoy en los horóscopos.

Y es que todos nos hemos sentido en algún momento identificados con las descripciones que hacía nuestro horóscopo sobre nosotros, creas o no en ellos. Y todos conocemos a alguna persona que ha quedado maravillado tras visitar a un vidente o tarotista que ha hecho un análisis hiper acertado de lo que es su vida. ¿Cómo se las apañan para saber tanto sobre nuestra personalidad y nuestra vida?

La buena noticia es que antes de que nosotros nos hiciésemos esa pregunta, la psicología también se la hizo y dedicó varias investigaciones para hallar la respuesta. La clave está en algo que llamaron efecto Barnum o efecto Forer.

El efecto Forer, efecto Barnum o falacia de validación personal, es un efecto psicológico que se produce cuando tomamos como válidas descripciones sobre nuestra personalidad que supuestamente se ajustan a nosotros, pero que realmente son tan vagas y generales que podrían aplicarse casi a cualquier persona (como ocurre con las descripciones de los horóscopos).

Uno de sus nombres se debe al psicólogo Bertram R. Forer, que en 1958 realizó un estudio en el que pasó un test de personalidad a sus propios alumnos y, tras responderlo, a todos y cada uno de ellos les dio como resultado el texto que puedes leer a continuación. Los alumnos debían calificar del 1 al 5 en qué grado se sentían identificados con el resultado del test y el resultado es que consideraron de media que este se aplicaba en un 4.30 (siendo 1 nulo y 5 excelente). Me gustaría que lo leyeses, pensases y me dejases en comentarios en qué medida se aplica a ti mismo:

«Tienes la necesidad de que otras personas te aprecien y te admiren y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tu personalidad tiene algunas debilidades, generalmente eres capaz de compensarlas. «Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Aunque disciplinado y con autocontrol hacia el exterior, tiendes a ser aprehensivo e inseguro por dentro. A veces, tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes, pero encuentras poco sabio el ser muy franco y rebelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Alguna de tus aspiraciones tienden a ser bastante realistas.»

En realidad, Forer había escrito esta descripción a base de frases que había cogido de varios horóscopos. Todas son descripciones vagas y generales, con ambigüedades para que nos quedemos solo con aquellas partes que se nos aplican y desechemos aquellas partes que no lo hacen.

Además, nuestras expectativas y la deseabilidad social juegan un papel importante. Por un lado, el esperar encontrar una descripción sobre nosotros mismos hace que busquemos activamente aquellas partes que lo cumplen y las recordaremos mejor que aquellas que al leerlas no cumplen nuestras expectativas. Por otro lado, la deseabilidad social es la que hace que nos sintamos identificados con descripciones positivas sobre nosotros mismos.

Para que se produzca esta falacia de validación personal hace falta que se den tres factores:

  1. Que la persona crea que la descripción se centra solo en ella. Es decir, que piense que no se da la misma descripción a todas las personas.
  2. Que dé cierta autoridad a quien emite la descripción. Por ejemplo, que crea en el horóscopo.
  3. Que la descripción enumere atributos positivos de la persona.

Estos tres factores forman el caldo de cultivo perfecto del que los horóscopos, la astrología, el tarot y muchos otros se aprovechan.

¿Y por qué muchas veces mi horóscopo acierta lo que me va a pasar?

En este punto ya entran en juego, además de esas afirmaciones generalistas que podrían aplicarse prácticamente a cualquier persona, nuestros amigos los sesgos cognitivos, de los que tantas veces hemos hablado en este blog.

Uno de los sesgos que más influyen en este caso es el sesgo de confirmación. Este sesgo es el que hace que recordemos mejor aquello que está de acuerdo con nuestras creencias. Por ejemplo, si un día en nuestro horóscopo leemos que vamos a mejorar económicamente y nos encontramos una moneda por la calle, vamos a recordar que leímos eso en el horóscopo. Sin embargo, no tendemos a recordar aquellas veces en las que el horóscopo no tuvo razón.

Además, basta que leamos una predicción sobre nuestro día para que estemos predispuestos a encontrar una situación que se ajuste a lo que hemos leído. De nuevo, el papel de las expectativas.

Y ahora dime, ¿crees en los horóscopos?

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2 comentarios sobre “Así aciertan los horóscopos para que los creamos

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  1. Me hiciste acordar a la lectura en frío, en donde preguntas generales detonan pensamientos que nos hacen encontrar/decir detalles de nuestra vida que hacen que parezca que el entrevistador lee la mente.

    Muy buen artículo, como siempre!

    Le gusta a 1 persona

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