Las mentiras son un tema natural en la infancia. Todos los niños mienten en algún momento cuando se encuentran en este periodo de la vida y la psicología ha estudiado las diferentes causas a las que puede deberse.
Aunque en este blog ya hemos abordado en alguna ocasión el tema de la mentira, lo habíamos hecho desde la perspectiva del trastorno mental, hablando del trastorno facticio, del trastorno de simulación y del Síndrome de Munchausen, el cual aparece principalmente en adultos.
Y al igual que el Barón de Munchausen fue el personaje literario que nos sirvió para entender esos trastornos (y que de hecho da nombre a la forma más grave del trastorno facticio), en esta ocasión nos serviremos del ejemplo del niño más mentiroso de la ficción, Pinocho.
Para empezar a hablar de mentiras en los niños, debemos empezar distinguiendo qué dos clases de mentiras podemos encontrar en ellos. Por una parte, encontraríamos las mentiras naturales. Estas mentiras son aquellas que los niños dicen sin la intención de mentir, sino por la dificultad que tienen a su edad de diferencias el mundo real del mundo imaginario o el mundo con el que fantasean. Son mentiras que suelen ocurrir en menores de 5 años, edades en las que los más pequeños son muy imaginativos.
Sin embargo, a partir de esta edad, el niño deja de lado las mentiras naturales, ya que su imaginación disminuye y aumenta su capacidad para diferenciar lo que es real o inventado. Es entonces cuando empiezan a mentir de forma intencionada. Sería en este punto donde encontraríamos las mentiras de Pinocho.

Pero, ¿por qué mentía Pinocho y por qué mienten los niños a estas edades? Como veremos a continuación, pueden ser varias las causas que les lleven a intentar engañar a los adultos o a otros niños.
Imitación
Es posible que los niños escuchen a sus padres, a sus profesores, e incluso a otros niños, contar mentiras, lo que los lleva a contar mentiras también ellos. Sin embargo, la única función que tiene esta mentira es la de imitar a otra persona, sin intención de conseguir ningún beneficio.
Miedo
En ocasiones, los niños pueden sentir temor a la hora de enfrentarse a diferentes situaciones. Una de las técnicas que ellos mismos emplean para poder superar esas situaciones, es la de inventarse una “realidad paralela”.
No sería un miedo a las consecuencias de sus actos, si no un miedo a una situación que están viviendo. Por ejemplo, cuando Pinocho es secuestrado por el titiritero no percibe ese miedo porque se encuentra en una realidad paralela donde él es una estrella que va a poder viajar y conocer mundo.

Aparentar
Los niños pueden contar mentiras sobre ellos mismos, su familia u otros aspectos con el fin de conseguir una mayor aceptación en su grupo de amigos o con otras personas. Es fácil encontrar a niños fantaseando delante de sus amigos sobre sus últimas vacaciones, sobre el trabajo de sus padres o sobre alguna heroicidad hecha por algún familiar o incluso por ellos mismos.
Necesidad de cambio
Cuando un niño no está conforme con algún aspecto de su vida, es posible que recurra a las mentiras para producir un cambio en su entorno y lograr una situación más deseada. En esta causa encontraríamos todas aquellas mentiras que los niños dicen con el fin de obtener atención de los adultos.
Es común que, por ejemplo, comuniquen que tienen dolencias que en verdad son inventadas porque saber, por experiencias previas de dolencias reales, que de esa manera van a obtener los cuidados y atención que en esa situación están necesitando y que no han aprendido a conseguir de otra manera.
Librarse de un castigo
Una de las causas más peligrosas de las mentiras de los niños, es la de librarse de un castigo o conseguir cualquier otro tipo de beneficio. Es el motivo principal por el que veíamos mentir a Pinocho, para evitar la reprimenda del Hada o de Gepetto.
Sin embargo, hay una diferencia principal entre el niño de madera y un niño de verdad. Y es que Pinocho podía ver las consecuencias negativas de la mentira en el momento de contar la mentira, viendo cómo su nariz se alargaba con cada mentira, lo que le hizo aprender con facilidad que no debía usar las mentiras. Por el contrario, si el niño consigue su objetivo al contar una mentira, ésta estará siendo reforzada y, por tanto, es más probable que repita esta conducta en situaciones posteriores.

¿Qué debemos hacer ante un niño que miente?
Cuando nos enfrentemos a un niño que miente deberemos analizar qué tipo de mentira se está dado (natural o intencionada) y cuáles son las causas de que esta se produzca, con el fin de averiguar el procedimiento más adecuado a la hora de intervenir.
Principalmente es importante que no caigamos en reforzar aquellas mentiras que los niños cuentan con el fin de librarse de un castigo o de una situación desagradable. Y para ello debemos tener en cuenta que reforzar no es únicamente que el niño se salga con la suya y consiga aquello que quería. También debemos evitar reírnos de sus mentiras y enseñarle cuáles pueden ser las consecuencias de contarlas.
Asimismo, es importante que demos ejemplo con nuestro comportamiento y que aumentemos su autoconfianza para evitar que tenga que recurrir a mentiras para lograr la aceptación que desea.
Esto es importante porque aunque la mentira es algo común y normal en la infancia, puede dar lugar a problemas cuando la persona crece y llega a la edad adulta, como puede ser la mitomanía o mentirosos compulsivos también conocido, como no podía ser de otra manera, como Síndrome de Pinocho (pero este ya lo dejamos para otro post).
Ahora cuéntanos, ¿qué mentira recuerdas haber contado cuando eras pequeño?
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