Desde su surgimiento, la Psicología Positiva se ha centrado en estudiar las cualidades positivas del ser humano, prestando atención tanto a las experiencias positivas, como a las organizaciones que rodean a la persona (familia, amigos…) y prestando mucha atención a las fortalezas psicológicas, como el optimismo.
Algunas fortalezas como el afecto positivo o la inteligencia emocional, entre otras, se han visto relacionadas con un efecto positivo sobre la salud física y mental de las personas, el bienestar y la prevención de algunas enfermedades.
Seguro que la mayoría de los que estáis leyendo esto, hayáis oído en alguna ocasión algunos de los múltiples beneficios que van de la mano del optimismo. Más aun en estos tiempos que corren, en los que si no eres 100% positivo o no estás desbordante de esperanza, puede caerte más de un comentario de la gente de tu alrededor sobre cómo deberías mirar la vida y los problemas.
Por si hay alguien que aun no sabe lo que es el optimismo, se define como una expectativa que tienen las personas de obtener buenos resultados en la vida, es decir, pensar que todo va a salir bien. Tener esta forma de pensar, hace que las personas optimistas se enfrenten activamente al estrés y los problemas. ¿Por qué no iban a hacerlo si creen que lo que hagan les va a salir bien?
Esta forma de enfrentarse a la vida, tiene como consecuencia un aumento del afecto positivo y una disminución del afecto negativo (un mejor estado de ánimo), lo que a su vez tiene efectos positivos sobre la salud.
El optimismo se ha asociado con una mayor calidad de vida, mayor satisfacción vital y bienestar. Y al parecer, los efectos positivos sobre la salud se dan a través de tres vías principales:
- Los optimistas tienen una menor reactividad cardiovascular ante las situaciones de estrés y un mejor estado inmunológico.
- El mejor estado de ánimo, también tendría un influencia positiva tanto en el sistema cardiovascular, como en el inmunológico.
- Además, los optimistas ponen en marcha más estrategias y conductas para promover su salud y prevenir las enfermedades.
Pero el hecho de que el optimismo tenga todos estos beneficios para la salud, no significa que el pesimismo sea lo peor que nos puede pasar. Hay un tipo de pesimismo que no es perjudicial para la salud y, más aun, se ha encontrado que también tiene efectos positivos sobre esta. Es lo que se conoce como pesimismo defensivo.
El pesimismo defensivo consiste en tener bajas expectativas sobre los resultados de una situación próxima. Es un pesimismo que no está generalizado a todo lo que nos pasa o todo lo que vamos a hacer, sino que se centra en situaciones concretas.
Por ejemplo, ante un examen importante, como puede ser una oposición, una persona optimista tendería a pensar en que todo va a salir bien, lo que disminuiría su estrés y le permitiría centrarse en todas las estrategias que puede seguir para conseguir su rendimiento óptimo el día del examen.
Ante la misma situación, un pesimista defensivo pensaría en que debido a la dificultad del examen, es probable que no obtuviese muy buenos resultados. Pensar en la dificultad del examen, aumentaría su ansiedad, lo que le llevaría a trabajar duro para enfrentarse a la situación. Pero la cosa no acaba aquí.
¿Qué pasaría después del examen? En el caso de que lograse su objetivo, se llevaría una muy buena sorpresa y vería recompensado todo el esfuerzo de la preparación. En el caso de que suspendiese, no sería muy grande la decepción, ya que los resultados son acordes a lo que esperaba. Además, la culpa de haber suspendido no sería del todo suya ya que, como recordarás, su pesimismo nacía al pensar en la dificultad del examen (no en lo mucho o en lo poco que hubiese trabajado).
Los pesimistas defensivos, en contraste con las personas optimistas, tienden a percibir sus metas como más estresantes, lo que les hace sentir más ansiedad y percibir que tienen poco control sobre las situaciones. Sin embargo, esto les lleva a intentar solucionar los problemas en lugar de a evitarlos o negarlos, como podría ocurrir en otro tipo de personas pesimistas.
Por lo tanto, no nos preocupemos tanto por las personas que no lo piensan todo en positivo y, si somos pesimistas, aprendamos a utilizar esta faceta a nuestro favor.