¿Plantearse propósitos de Año Nuevo sirve de algo?

Llega enero y, con él, llegan días de evaluación. Es el momento de hacer balance y determinar qué es lo que se ha conseguido a lo largo de todo el año y, sobre todo, qué se quiere conseguir en el próximo año. 

Hacer deporte, aprender inglés, viajar más (si la COVID-19 lo permite), dejar de fumar, perder esos kilos de más… son algunos de los propósitos más frecuentes. Pero, ¿cuántos de estos propósitos llegan a hacerse realidad?

Según un estudio realizado por el psicólogo Richard Wiseman, el 88% de las personas no logran cumplir sus propósitos de Año Nuevo. Y todavía hay más: el 75% reconoce que abandona estas metas en el mes de enero.

¿Por qué se abandonan los propósitos de Año Nuevo?

Cuando estrenamos un nuevo año tenemos la capacidad de ilusionarnos y de imaginar que  todo va a cambiar, aunque en el fondo creemos que es imposible y que no vamos a poder conseguirlo. Es lo que han denominado el “síndrome de la buena esperanza”. 

Las causas por las que no conseguimos son diversas pero estas son las más habituales: 

  • Porque definimos propósitos poco realistas (y demasiado ambiciosos): Uno de los errores más frecuentes que cometemos es que fijamos metas demasiado grandes. Podemos comenzar con un nivel de motivación alto, pero esta motivación disminuye a medida que pasa el tiempo y si la fuerza de voluntad no acompaña, lo terminamos abandonando. Imagina que uno de tus propósitos es escalar una montaña de 4.000 metros de altitud. En estos momentos, no practicas ningún deporte y tampoco cuentas con una buena forma física (aunque la motivación del inicio del nuevo año nos haga pensar que sí). Es muy posible que cuando lleves los primeros metros, acabes dándote la vuelta y continúes con la rutina de siempre. En estos casos, sería conveniente comenzar por definir objetivos más asequibles y un poco más realistas. 
  • Porque hemos definido muchos propósitos: Cuando hablamos de metas, es mejor tener objetivos claros e ir paso a paso. Llegados a este punto, menos es más. Tener muchos propósitos nos va a generar un estrés innecesario y hará que los acabemos abandonando sin conseguir nada. 
  • Porque no tenemos la motivación suficiente para cambiar: Cuando pensamos que tenemos poca probabilidad de conseguir algo, no nos esforzamos por conseguirlo. Nuestra motivación cae y no nos sentimos lo suficientemente “fuertes” como para cambiar y abandonar viejos hábitos. Además, somos seres emocionales y tendemos a repetir hábitos que nos gustan y que no nos cuestan esfuerzo. Preferimos las cosas fáciles a las difíciles, preferimos lo rápido e inmediato frente a las cosas que llevan su tiempo. Elegimos las recompensas inmediatas frente a las recompensas a largo plazo (aunque estas sean mucho más gratificantes). Y es ahí cuando aparecen las excusas (“estoy cansado/a”, “lo haré mañana…”) y acabamos por abandonarlas… hasta enero del próximo año 😉
  • Porque no contamos con un método para conseguirlo: A la hora de formular nuestros propósitos tenemos claro qué queremos conseguir pero pocas veces sabemos cómo. El hecho de no contar con un método con unos pasos definidos hace que sea más probable que este cambio de hábitos se acabe por abandonar. Para ello, contar un método como el método GTD puede ser de gran ayuda. 

El método GTD: un método para cumplir objetivos y tomar mejores decisiones

La metodología GTD, también conocida como Getting Things Done, es una metodología diseñada por David Allen que apuesta por tener un sistema de organización que nos permita acordarnos de las cosas en el momento en el que tenemos que acordarnos

Esta metodología enseña a dimensionar el trabajo de tal forma que sea sencillo tanto empezarlo como acabarlo. Crea las condiciones necesarias para eliminar las “autointerrupciones” y nos ayuda a centrarnos en aquello que estamos haciendo. A lo largo de los últimos años han surgido múltiples métodos para incrementar la productividad personal basados en la fórmula de organizarse y priorizar

Sin embargo, la organización a veces no es posible ya que no podemos planificar al no controlar todas las circunstancias. El método GTD trata de superar todo esto y propone un método flexible para tomar las decisiones adecuadas en cada momento en función de las circunstancias. Este sistema se basa en: 

  • Tener sensación de control: El método GTD destaca que es importante tener claro qué no estamos haciendo. Habitualmente nos centramos en qué hacemos y qué nos queda por hacer pero es tanto – o más- importante saber qué estamos dejando sin hacer. Saber qué dejamos a un lado es como tener un mapa. Cuando disponemos de un mapa no tenemos por qué ir a todos los sitios pero podemos elegir el destino al que nos dirigimos y decidir a donde ir en cada momento. 
  • Tener perspectiva: Tener perspectiva consiste en tener claras las consecuencias de cada decisión que se toma a corto, medio y largo plazo. Por ejemplo, si nos hemos propuesto aprender inglés y decidimos apuntarnos a una academia para recibir clases y decidimos no ir un día porque nos da pereza, tenemos que tener en cuenta qué pasará si en lugar de ir a la academia, me quedo en el sofá y qué pasará en ese momento, qué pasará si esa acción se repite a medio plazo y a largo plazo.

Entonces, ¿merece la pena que nos planteemos propósitos de Año Nuevo?

El inicio de año siempre es un buen momento para hacer balance, reflexionar y definir nuevos objetivos. Puede ser que hayamos fallado muchas veces, pero este inicio de año puede ser un impulso para definir nuevos objetivos y llegar un poco más lejos. 

Eso sí: es importante tener claros los objetivos y el proceso que seguiremos e ir paso a paso. Si no tenemos en cuenta el esfuerzo que nos va a suponer ese cambio de hábitos es probable que sigamos quedándonos en el intento. Así que es momento de reflexionar y tomar buenas decisiones. 

Y tú, ¿estás preparado para el 2021 y cumplir tus propósitos?

3 comentarios sobre “¿Plantearse propósitos de Año Nuevo sirve de algo?

Agrega el tuyo

  1. Creo que el propósito es más importante que los objetivos concretos. Los objetivos deben ser realistas, pero el propósito puede ser inalcanzable, pero valió la pena si luego del año estamos más cerca o estamos ayudando a que se cumpla.

    ¡Muy bueno!

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