4 formas de diferenciar la conducta normal y anormal

En psicología, muchas veces se habla de comportamientos normales y anormales para referirnos a los trastornos mentales. Sin embargo, muchas veces es difícil saber qué es lo que hace a esa conducta algo anormal y nos cuesta entender por qué se califica bajo esa etiqueta de «diferente».

¿Sabes a qué nos referimos cuando hablamos de comportamientos anormales? ¿Podrías distinguir el límite entre algo que es normal y algo que no lo es? ¿Cómo sabemos los psicólogos que lo que muestra un paciente es una anomalía y no algo dentro de la normalidad?

Lejos de las diferentes concepciones que se han tenido de lo patológico a lo largo de la historia (que si espíritus, que si diosas de la locura, Satanás, descompensaciones en la sustancias del organismo…), a día de hoy se utilizan cuatro criterios principales para considerar algo como patológico (o anormal). Y esto se hace, precisamente, porque en lo que respecta a la salud mental hay muchas teorías y estudios diferentes, pero no se cuenta con la evidencia suficiente como para considerar nada, la causa de un trastorno mental (aunque las farmacéuticas intenten vendernos otra historia).

Los cuatro criterios de anormalidad que más se utilizan en el campo de la psicopatología son: el criterio estadístico, criterios biológicos, criterios sociales e interpersonales, y criterios subjetivos o intrapsíquicos.

Criterio estadístico

Bajo este criterio, se entiende que todas las funciones psicológicas y los comportamientos de las personas se pueden distribuir según la curva normal (o campana de Gauss). Si recuerdas a qué se refiere esta curva, consideraríamos que hay una gran mayoría de personas que tienen un comportamiento de una manera.

A partir de ese comportamiento que comparte un gran número de personas, habría variaciones (a la alza y a la baja). Podríamos encontrar también muchos comportamientos que varíen poco respecto a ese inicial, que compartirían algo menos de personas que ese central. Cuanto más varíe un comportamiento respecto al central, menos personas encontraríamos.

De esta manera, los comportamientos anormales serían aquellos que aparecen de manera menos frecuente en la población. Y a la misma vez, esos comportamientos anormales serían iguales que nos «normales», pero en exceso o en defecto.

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Criterios biológicos

Este criterio entiende que los comportamientos anormales (o los trastornos y psicopatologías) son la expresión de un problema biológico. Es el criterio que más abunda hoy en día y en el que se basa principalmente la psiquiatría para establecer los diferentes tratamientos, ya que el modelo biomédico es el que reina a día de hoy en la sanidad.

Dentro de este criterio, que haría referencia a unas causas para esa patología o comportamiento anormal, podríamos encontrar a su vez una gran variedad: criterios genéticos, químicos, inmunológicos… que podrían estar afectando bien a la estructura de nuestro cerebro o sistema nervioso, o bien a sus funciones.

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Criterios sociales e interpersonales

Estarás de acuerdo conmigo en que el mundo está repleto de normas sociales, referidas a todo tipo de actos y situaciones. Según la época y lugar en el que nos haya tocado vivir, estaremos sujetos a una serie de comportamientos que nuestra sociedad entiende como normales, o más bien dicho, correctos. Son una serie de actos que los demás esperan que mostremos y que también nosotros esperamos que muestren los demás.

Pero como digo, estos comportamientos están sujetos a un momento concreto de la historia y a un lugar e irán cambiando según el lugar del mundo en el que estemos y el momento histórico en que nos encontremos. Es así como podemos encontrarnos comportamientos que en una época han sido considerados anormales, mal vistos e incluso perseguidos, y que a día de hoy están aceptados, como puede ser la homosexualidad.

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Criterios subjetivos o intrapsíquicos

Según este criterio, es el propio individuo el que determina su estado. Es la persona la que siente o piensa que ese comportamiento que está mostrando o esos síntomas que identifica en sí mismo no son normales. La persona no se encuentra a gusto y tiene quejas sobre lo que está viviendo, ya sea de forma verbal o no verbal.

Relacionado con este criterio podemos encontrar lo que se llama el criterio alguedónico. Este criterio diría que una conducta o síntoma es anormal cuando produce algún tipo de sufrimiento personal, ya sea propio o ajeno (a las personas cercanas a aquella que muestra la conducta).

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Todos estos criterios que hemos visto son necesarios para considerar una conducta como anormal, y ninguno de ellos es suficiente para, de forma individual, considerar un comportamiento como psicopatológico. De hecho, no hay comportamientos que en sí mismos sean psicopatológicos, ya que es posible que un síntoma sea adaptativo y beneficioso para la salud de la persona en un momento concreto de su vida. La labor de los psicólogos es la de analizar qué función tiene esa conducta en la vida de la persona, teniendo siempre en cuenta su contexto.

Por último, señalar que la presencia de comportamientos anormales o psicopatologías no implican que la persona carezca de salud mental. Todos podemos mostrar comportamientos anormales y síntomas psicopatológicos en algún momento de nuestra vida. De hecho, ¡es posible que los hayas sufrido en más de una ocasión!

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